La muerte silenciosa

El suicidio de adolescentes por causa del acoso escolar continuo se ha convertido en una causa tabú de muerte cada vez más habitual en nuestra sociedad, a la que no se pone remedio pero que no deja de repetirse en casos similares

Muerte tras acoso escolar

En España existe una causa de muerte quizás mucho más alarmante que otras y, a su vez, de la que casi nunca nadie se atreve a hablar. No es el cáncer ni los accidentes de tráfico ni tan siquiera los asesinatos o la violencia de género.

Esta muerte es más silenciosa y se va produciendo poco a poco, a pesar de ser vox populi y de que se efectúe delante de una gran mayoría. Primero fallece la propia personalidad y autoestima del individuo que concluye –por decisión propia- que lo mejor es su destrucción física y definitiva.

Suicidios de adolescentes

Estoy hablando, por supuesto, del suicidio, aunque lo más grave de todo es que se trata de jóvenes o adolescentes que no superan si quiera la mayoría de edad.

Muerte por suicidio

De vez en cuando, la actualidad viene acompañada de noticias trágicas de esta clase que sobrecogen a la sociedad y hacen pensar acerca de cuál es el auténtico drama familiar que se vive tras un suceso de este calibre.

También se plantea el debate de la importancia de la educación escolar, de la necesidad de un mayor apoyo escolar, de más denuncias de este tipo, más control, vigilancia… Pero el problema sigue latente y es complicado seguir viviendo con el sinsabor implícito y la incomprensión de este tipo de fallecimientos voluntarios sin ningún sentido.

burla derivada en muerte

El penúltimo caso ocurrido en nuestro país–que desafortunadamente no será el último- ha sido el de Arancha, la joven de 16 años que vivía en el sur de Madrid que, hace tan sólo unos días, se levantó como hacía tantos días, junto a su hermano, para ir a su habitual instituto de Secundaria.

Aparentemente era un día más: el desayuno; los habituales besos de despedida a sus progenitores; su mochila preparada con los libros… y el último wassup de despedida que envió a sus amigas antes de salir por la puerta de casa: “Estoy cansada de vivir”.

 Muerte premonitoria

Era premonitorio sin duda, pero quién iba a pensar que el final iba a ser tan trágico y mucho menos que iba a producirse en ese mismo instante. Pero así fue y, no considero que fuese una cuestión fortuita sino que, la joven adolescente, cansada de sufrir las burlas diarias de sus compañeros (en este caso, al parecer, de un antiguo amigo suyo), los insultos, las amenazas… despertó esa mañana muy decidida a acabar con esa situación. Y se tiró por las escaleras de su bloque.

muerte adolescente

Y todo acabó para ella. No fue la mejor solución, pero ella consideró que, en ese momento, sí era su única salida y que así descansaría tranquila. Por desgracia, sus propios padres se enteraron de lo acontecido en la Comisaría de Policía.

 Testigos mudos

¿Qué lleva a un adolescente a quitarse su propia vida justo cuando está empezando a experimentar las mejores emociones de su existencia? La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya viene alertando desde el 2014 que cada 40 segundos se suele producir en el mundo una muerte de esta clase en el mundo, por lo que conviene ya considerarlo un asunto incluso de salud pública.

muerte común en jóvenes

Al margen de trastornos mentales, abusos físicos, etc., las ideas suicidas se presentan en estos jóvenes como consecuencia de un continuado acoso (ya sea bullying o ciberbullying, es decir, a través de las redes sociales) por parte de sus compañeros escolares o “amigos” de grupo, ante la mirada de muchos otros testigos (compañeros o incluso profesores) que no hacen nada por impedirlo ni lo cuentan a otros responsables.

acoso escolar, muerte

Por lo tanto, la mayoría de estos chicos viven en una continua agonía y miedo perpetuo sin que sus propios padres y allegados lo sepan. Su autoestima se va diluyendo; su personalidad se vuelve muy frágil; y su existencia comienza a carecer de sentido porque su ansiedad es tal, que el mero hecho de tener que levantarse por las mañanas ya supone un riesgo máximo para ellos.

Es por eso que, su única máxima es poner fin a ese enorme problema, sin además implicar a los que más quieren (su padres que, contrariamente a lo que piensan, sí podrían ayudarles) para no hacerles daño. Y, además, no ven otra salida en ese agujero tan negro y espiral de miedos y monstruos que el descanso eterno. Y al final acaban encontrándolo porque lo buscan de forma voluntaria, a toda costa.

¿Qué opinas del acoso escolar? ¿Crees que es tan «frecuente» el suicidio de jóvenes como parece? ¿Cómo podría solucionarse?

 

 

 

Requena: «Nuestra misión es informar pero no somos activistas» (II) #periodismoIPECC

La Guerra de Afganistán, la deshumanización del periodismo hoy día, la crisis en las redacciones de los diarios o la necesidad de emisoras públicas independientes fueron algunos de los temas que se trataron durante el evento

 ipecc

La última de las conferencias del “Ciclo Periodistas y Periodismo” (#periodismoIPECC), organizado por la IPECC, la FAPE y la Agencia EFE, estuvo dedicada al interesante tema de los «Periodistas de Guerra».
Sus protagonistas fueron tres grandes profesionales muy curtidos en este terreno: Olga Rodríguez, periodista del Diario.es y escritora especializada en Oriente Medio; Pilar Requena, redactora del programa de TVE “En Portada” y durante 25 años en los Servicios Informativos en el Área Internacional; y Javier Martín, redactor jefe del Área de Internacional de la Agencia Efe.
requenaRequena explicó cómo en Afganistán primero se nos recibió con los brazos abiertos porque se nos envió por mandato de la ONU aunque –en su opinión- esa oportunidad la perdimos porque “no respetamos sus costumbres y derechos humos. Además, pusimos en el poder (otro gran error) a los señores de la guerra, unos criminales, por lo que la población tuvo que soportar a quienes habían violado esos derechos. La otra parte de la Guerra de Afganistán la hemos perdido en los medios de comunicación con los asesinatos, atentados, violencia a la mujer, bombas… pero no hemos visto la otra cara: hay escuelas donde van mujeres, hay mayor escolarización, por fin esas mujeres forman parten del Parlamento Afgano y eso ya es un paso, aunque queda mucho… Yo, particularmente, no soy muy optimista. Creo que hay que negociar con los insurgentes (que hay de muchos tipos) pero si nos vamos sin negociar, tampoco hay mucho futuro y Afganistán dejará de estar en primera línea del periódico y, en unos años, tendremos que volver allí. Eso es lo más terrible, que está ocurriendo en una sociedad donde más acceso a la información se tiene pero de la que no se informa hace años”.

Deshumanización

A este respecto, Rodríguez aludió al tema de la deshumanización del periodismo: “lo importante es qué se considera noticia, ya que el hecho de que todos los días mueran iraquíes no es importante en una redacción ni si es un número escaso de muertos. Y eso ocurre porque cada vez menos periodistas están en el terreno. Si el director del periódico estuviese en esa guerra sí lo entendería porque para explicar una realidad hay que vivirla; no explicar una guerra como si fuera una peli de acción”

En cuanto al asunto de la crisis en el periodismo, la redactora del Diario.es opinó que ha empezado mucho antes de lo que pensamos “y lo sabemos en Internacional. La información es una derecho fundamental, un servicio público pero en el momento en que entra en Bolsa se convierte en un negocio y se empieza a recortar para conseguir máximos beneficios económicos en menor plazo de tiempo. Esto afecta mucho a los corresponsales y enviados especiales”.
enviadoespecial

En definitiva, cuando la prioridad principal de un medio de comunicación deja de ser la información de calidad, empieza a haber recortes, se cierran corresponsalías y se recorta la figura del enviado especial, ya que se comienzan a utilizar las agencias de información internacional (Reuters y AP). Sin embargo, las repercusiones de esta situación, tal y como confirma Rodríguez, son la “uniformidad de la información, ya que vemos la realidad sólo a través de dos grandes ojos, no hay pluralidad. Por eso, ahora es impensable estar en una redacción y pasarte unos cuantos meses como corresponsal en un país extranjero”.

Defender derechos humanos

Otro de los problemas del periodismo actual que detecta esta periodista es la ausencia de partidismo en defensa de los derechos humanos. Es decir, a su juicio, “no se puede situar al mismo nivel al asesino/asesinado, violador/violado, etc… y, desde el periodismo, en los conflictos debemos ser más consientes de ellos y tomar más partido por la solidaridad y los derechos humanos”.

correponsales
Por su parte, Requena defiende, al respecto, que “debemos denunciar y sí ser defensores de los derechos pero somos periodistas y no activistas. Somos los ojos de los demás y nuestra misión es transmitir, de forma honesta, pero con cuidado de no traspasar la frontera entre el periodismo y el activismo. Y últimamente esto se está mezclando en exceso. Hay que convivir con la gente de un conflicto pero no podemos sentir nunca lo que sienten ellos porque nosotros nos vamos a ir de allí. Nosotros elegimos ir a esa guerra, pero ellos están en ese conflicto. Por eso, nuestro trabajo es observar, denunciar, contar… y eso hay que tenerlo claro”.

Sociedades libres

Haciendo una comparación con la situación de la Televisión Griega y la necesidad de una emisora pública en nuestro país, el periodista de la Agencia EFE opina al respecto que la información es un derecho que tenemos como ciudadanos y deber ser eficaz, al igual que transmitir la realidad lo más neutral posible, es decir, que sea pública, de todos y comprometida con los derechos. En este sentido, Martín aconseja que “hay que defender que tengamos medios públicos, independientes, que defiendan los derechos de los ciudadanos, por la razón de que sólo la información hace sociedades vivas. Cuanto más sepamos y transmitamos, tendremos sociedades más cultas y menos manipulables, más concienciadas y sanas”.

Parricio en “legítima defensa”

parricidio
Informaciones sobre asesinatos y crímenes ya casi no nos sorprenden porque suceden a diario. Sin embargo, el homicidio de parientes de primer o muy cercano grado de consanguinidad, es decir, el parricidio, siempre nos encoje en cierta medida el corazón. Quizás sea porque en nuestro cerebro surge la inmediata pregunta : ¿Yo sería capaz de hacerlo? ¿Podría agredir –e incluso matar- a alguien de mi familia? La mayoría de nosotros no lo haríamos, aunque incluso podríamos haber fantaseado con ello en determinados momentos de desesperación. Pero está claro que de ahí no vamos a pasar. Entonces, ¿Ellos por qué sí son capaces de hacer daño a las personas que quieren?

Se sintió sastisfecho

“Confesó que les había matado en legítima defensa porque ellos querían matarle a él”. Así lo han asegurado los agentes del juzgado de la localidad de Dos Hermanas (Sevilla) a los que se entregó hace unos días el hombre de 36 años, que acuchilló brutal y repetidamente a sus padres y a su hermana.
Pero después de su violento acto, él se sintió satisfecho, aliviado, ya que consideraba que sus padres eran una amenaza para su persona.
Francisco Toscano, el alcalde del municipio sevillano, ha explicado además que ambos hermanos tenían estudios universitarios y que “él tiene un coeficiente intelectual superior a la media e incluso se encontraba actualmente estudiando un posgrado». Situación que, por supuesto, no es incompatible con padecer un trastorno mental -una probable esquizofrenia- que lo ha llevado a cometer este crimen.
Y éste es uno de los mayores problemas de esta enfermedad. La persona que lo padece no sabe o no identifica cómo explicar lo que le sucede, tiene además mucho miedo y no será consciente de su anomalía, por lo que no se atreverá a pedir ayudar ni de familiares y mucho menos de especialistas.

Actos impulsivos

A la totalidad de estos pacientes no se les puede tachar de crueles, y mucho menos si están siendo medicados, aunque determinados estudios sí que han demostrado que son más proclives a ejecutar actos impulsivos y hasta con ciertos grados de violencia que el resto de la población. Y entre estos delitos, la mayoría son contra sus familiares.
En este caso que se nos presenta, la situación puede ser un poco más peligrosa de lo habitual porque el presunto parricida tiene la ley de su lado. Si finalmente los jueces determinan que la agresión de este hombre fue cometida en un momento de “locura transitoria” (consecuencia de un habitual brote de esquizofrenia) será considerado el heredero legítimo y único de su familia asesinada.
Y, la verdad, un enfermo, con estos antecedentes, incontrolado y con tanto dinero, quizás quiera experimentar nuevas satisfacciones “en legítima defensa”.