Visitar la pequeña isla de Koh Lipe no es sólo un viaje más. Es vivir una auténtica historia de armonía donde el tiempo se detiene para disfrutar de la verdadera felicidad
Si Aldous Huxley tuviese que volver a describir una distopía utópica, sin lugar a dudas, se inspiraría en Koh Lipe. La solidaridad, el afecto por la tierra, sus bienes propios, los animales que allí habitan, sus gentes y, sobre todo, el buen rollo y el amor en forma de felicidad que se respira por todos los ángulos serían sus principales ingredientes.
Paraíso de postal
Este lugar, no está por escribir porque ya existe y, sin ánimo de hacer spoiler, su fin no es como el de la obra del escritor inglés. Se trata de una pequeña isla al sur de Tailandia, en la que, tan pronto como amerizas (en barco, en una de sus maravillosas playas), te das cuenta de que no es una isla más. Es un paraíso indiscutible de postal que no puedes dejar de fotografiar a lo largo de las diferentes horas día, ya que siempre va a ofrecer escenarios imprescindibles, en especial al amanecer y cuando se pone el sol.
A todo ello, le acompaña un mar turquesa, transparente, lleno de peces tropicales de colores, corales, decorado de barcazas de madera típicas de los pescadores tailandeses (denominadas long-tail) que, asimismo, ejercen de barcos-taxi. Koh Lipe posee también una arena blanca hiper fina, casi tamizada como la harina, y con algunas palmeras o árboles que combinan a la perfección en tal exótico paisaje.
Influjo de Koh Lipe
Tanto Pattaya Beach, Sunset o Sunrise -que son las tres playas principales- invitan a ser exploradas en cada uno de sus rincones. Sin embargo, lo que hace tan especial a este pequeña isla son sus habitantes. La perfecta combinación que ha sabido formarse entre sus primeros pobladores (Chao Lay), autóctonos tailandeses y los extranjeros de muy diversos países que, quedaron tan fascinados por el influjo de Koh Lipe, que decidieron quedarse a vivir para siempre.
Rincón de Felicidad
Esa armonía, amor verdadero y respeto mutuo se percibe por todos lados. Y, sin embargo, los turistas no se sienten allí como tales, sino parte de esta comunidad, de la gran familia. Tan acogidos que necesitan quedarse; que no quieren marcharte que, en realidad, el tiempo en Koh Lipe se detiene porque ¿Qué hay más importante en la vida que la propia felicidad y haber encontrado ese rinconcito en el mundo donde practicarla y sentirla?
Por eso, allá donde tu corazón por fin sea libre, quizás, es que también seas verdaderamente feliz ♥.